La nueva ola emprendedora murciana: tres historias que demuestran que la economía social también innova

Selspy, Egaleco y Mapa Estudio encarnan una nueva generación de proyectos que combinan emprendimiento, innovación y un firme compromiso con los valores cooperativos
De arriba, izquierda a derecha, el equipo de Egaleco: Antonio David Ruiz, Sandra Pintor, José Luis Izaguirre, Nicolás Bertone, Silvia Soto y Raquel Jiménez.
De arriba, izquierda a derecha, el equipo de Egaleco: Antonio David Ruiz, Sandra Pintor, José Luis Izaguirre, Nicolás Bertone, Silvia Soto y Raquel Jiménez.

La Región de Murcia siempre ha sido territorio fértil para el talento emprendedor, pero pocas veces esa energía ha cristalizado con tanta claridad como en las trayectorias de SelspyEgaleco y Mapa Estudio. Tres proyectos muy distintos —tecnología, igualdad e innovación creativa— que comparten una misma convicción: demostrar que la economía social también es motor de futuro. 

Un buen ejemplo está en Raúl Díaz Tapia y Jesús Martínez Coll, de 21 y 23 años, CEO y director de Operaciones de Selspy.ai, que acaban de recibir el Premio Especial de Innovación Tecnológica y Transformación Digital en el XXXIII Concurso de Proyectos Empresariales Murcia 1200. Su startup, una de las tecnológicas más prometedoras del país, asegura haber llegado para “cambiar las reglas del juego”. Y no lo dicen a la ligera: han creado un algoritmo capaz de analizar más de diez millones de productos y señalar cuáles son los que más ingresos generan en otras tiendas online, además de recomendar los más adecuados para vender.

Raúl Díaz Tapia (izquierda) y Jesús Martínez Coll (derecha).

La plataforma, explican, “da la oportunidad a millones de personas de crear una tienda online en segundos sin conocimientos técnicos”, un propósito que entronca con el origen mismo del proyecto. Porque estos jóvenes comenzaron movidos por pura vocación, aprendiendo solos, sin rondas de financiación ni estructuras externas. “Hemos escuchado muchos consejos, pero no hemos necesitado ayuda externa”, aseguran. 

Atribuyen su éxito a una filosofía sencilla y contundente: “La clave ha sido pensar en aportar valor, no en percibir dinero”. Como prueba, sus cifras: más de 5.100 usuarios en diez países durante su primer año. Y reivindican ser “la primera herramienta en hacer estudios de mercado con IA combinados con la creación de tiendas online”. Su verdadera diferencia, subrayan, es otra: “Selspy acompaña al emprendedor en cada paso de su digitalización”. 

Egaleco: la igualdad como brújula 

Desde Lorca, pero con alcance en toda España, Egaleco trabaja en un terreno muy distinto: el de la igualdad, las políticas públicas y el acompañamiento institucional. Esta consultora ayuda a administraciones, empresas y entidades a tomar mejores decisiones, diseñar estrategias y aplicar políticas que transformen su funcionamiento e impacto. 

Su actividad abarca seis grandes áreas: gobernanza y planificación, comunicación institucional y corporativa, formación técnica, investigación social aplicada, gestión e intervención en servicios especializados e innovación tecnológica para el cambio social. “Esto incluye desde planes estratégicos o estudios hasta campañas de sensibilización, pasando por formación especializada o asesoramiento en comunicación institucional o corporativa”, explican. 

De arriba, izquierda a derecha, el equipo de Egaleco: Antonio David Ruiz, Sandra Pintor, José Luis Izaguirre, Nicolás Bertone, Silvia Soto y Raquel Jiménez.

Su enfoque combina rigor técnico, análisis basado en datos y una metodología cercana y práctica. Pero para ellos, el núcleo de su trabajo está en los cambios reales que se pueden generar en las organizaciones a través de un acompañamiento honesto y humano. Todo ello apoyado en valores muy claros: “igualdad como principio transversal, solvencia técnica, compromiso con la democracia, innovación constante, cercanía e intercooperación”. 

La apuesta por la economía social no fue casual. Nació de una coherencia interna: “Encontramos una fórmula empresarial que encajaba con nuestra manera de entender el trabajo, el propósito y el impacto”. Consideran que el modelo cooperativo ofrece una manera “más equilibrada, democrática y sostenible de trabajar”, con empresas rentables que ponen el foco en las personas y en el valor colectivo. El resultado, dicen, son organizaciones “más estables, resilientes, responsables y conectadas con su entorno”. 

Mapa Estudio: creatividad con alma cooperativa 

También diferente —pero igualmente conectado con los valores de la economía social— es el camino de Mapa Estudio, un proyecto que se reivindica “orgullosamente pequeño”. Su filosofía lo dice todo: no se trata solo de hacer campañas, sino de convertirse en aliados creativos de las marcas, dotándolas de una personalidad auténtica. 

Su actividad se reparte entre publicidad convencional, eventos y el ámbito digital, aunque ellos mismos admiten que no ponen barreras a la creatividad. Y es precisamente esa manera de trabajar —talentosa, cercana y muy implicada— la que les permite que “cada pieza que sale nos llene de verdad, tanto creativa como profesionalmente”. 

De izquierda a derecha, los cuatro socios de Mapa: Rocío Meseguer, Paula Izquierdo, Marta Martín y Jorge Morán.

Explican que la diferencia entre pasar desapercibido y generar impacto está en “despertar algo real en quien te ve”. Puede ser emoción, sorpresa o incluso un sticker viral, pero solo ocurre “cuando la creatividad se usa como herramienta profesional”. Esa es su especialidad: convertir un evento en una experiencia de marca, un plan de redes en una campaña que se comparte sola o un audiovisual en algo que se comenta en una cena. 

Los socios coinciden en que Mapa nació con la convicción de hacer las cosas “de otra manera: más humana, más transparente y alineada con las personas que lo hacen posible”. Por eso, el modelo cooperativo encajó desde el principio. “Una cooperativa es, al final, la forma más democrática de construir una empresa”, afirman. 

Tres caminos, un mismo horizonte 

Las historias de SelspyEgaleco y Mapa Estudio convergen en un mismo punto: demostrar que la economía social no es solo una fórmula jurídica, sino un ecosistema donde la innovación, la cooperación y el impacto positivo pueden crecer sin renunciar a la rentabilidad. Tres proyectos distintos que llevan el sello de una Región de Murcia que, una vez más, confirma que su mejor recurso es su talento. 



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