Por Cristina Jáuregui
¿Te has dado cuenta de cómo cambia tu energía cuando llevas ese color que te encanta? Ese que te ilumina la mirada, que te hace sonreír sin darte cuenta frente al espejo, y que te hace caminar con más seguridad.
Aunque a veces no lo parezca, los colores que vestimos no son un detalle sin importancia: pueden potenciar o apagar nuestro estado de ánimo, mejorar cómo nos sentimos con nosotras mismas e incluso influir en cómo nos perciben los demás.
Elegir un color no es solo una decisión únicamente estética, también es una decisión emocional y energética.
Cada tono que eliges cuenta algo de ti: de tu estado interno, de tu momento vital, de tu esencia.
El impacto emocional del color
La psicología del color estudia el efecto que produce cada color en nuestras emociones y en nuestros pensamientos.
Se basa en la idea de que los colores no solo tienen un valor estético, sino que también provocan respuestas emocionales y pueden afectar a nuestro estado de ánimo, energía e incluso lo que transmitimos a los demás.
Los colores despiertan sensaciones y asociaciones, y de esta manera hay colores que nos gustan y nos inundan de sensaciones positivas, y por el contrario hay otros que, sin saber por qué, nos generan incluso cierto rechazo.
Por ejemplo, el color rojo es un color lleno de fuerza, pasión y dinamismo; puede hacerte sentir poderosa, pero también puede transmitir agresividad, por lo que dependerá el efecto de la persona y de su percepción.
Qué tener en cuenta
La connotación emocional no es la única que deberíamos tener en cuenta al elegir qué colores vestimos.
En mi trabajo de coaching de imagen, siempre defino la paleta de color en base a tres dimensiones de color:
- La dimensión emocional o energética: cómo te hace sentir y qué transmite.
- El análisis de colorimetría personal: qué colores armonizan de forma natural con tu piel, ojos y cabello, y te iluminan el rostro.
- La conexión con tu esencia y estilo personal: cada uno de los 7 Estilos Universales se siente más identificado con ciertos colores, por ejemplo el Estilo Natural suele conectar con los tonos tierra y neutros, mientras que el Estilo Creativo lo hace con los colores más intensos y vibrantes.
Te propongo este pequeño ejercicio para que empieces a usar el color como una herramienta de conexión contigo misma:
- Mira tu armario: ¿qué colores abundan y qué dicen de ti?
- ¿Con qué color te sientes más tú?
- ¿Cuál evitas y por qué?
- ¿Con qué tonos te sientes más favorecida?
El color tiene poder, y cuando lo eliges con intención, no solo transformas tu imagen, transformas tu energía.
Elige colores que te eleven, que hablen de ti y que te recuerden quién eres cuando te mires al espejo.
