Lo que comenzó como una solución de emergencia en plena pandemia se consolida ahora como una oportunidad para repensar el uso del espacio público en Murcia. Esta mañana, la concejal de Talento Joven y Espacios Públicos, Sofía López-Briones, ha supervisado las primeras terrazas Covid regularizadas en el municipio, en una visita técnica que ha incluido paradas en La Barra del Torrao y la Confitería Tudela, situadas en el casco urbano. Ambas han completado ya sus obras de adecuación en zonas antes ocupadas por aparcamientos.
La edil ha estado acompañada por la alcaldesa de distrito de Santa María de Gracia, Arantxa Hernández, en un recorrido que ha servido para corroborar el avance del proceso de consolidación de estas instalaciones. “El objetivo de esta actuación era dar una respuesta ordenada y consensuada a una necesidad real que surgió durante la pandemia”, ha recordado López-Briones, quien ha destacado el papel clave que jugaron estas terrazas en un momento crítico para la economía local y la vida social de la ciudad.

Con la pandemia ya superada y el estado de alarma derogado, el Ayuntamiento de Murcia puso en marcha un procedimiento específico para que los hosteleros pudieran mantener sus terrazas COVID de forma definitiva, siempre que cumplieran con todos los requisitos legales, técnicos y urbanísticos. Ese proceso ya da sus primeros frutos: además de La Barra del Torrao y Confitería Tudela, también el Bar Reyna ha completado sus obras y podrá abrir su terraza regularizada este mes de septiembre. Por su parte, el Bar de Pepe sigue en fase de ejecución, y hay otros tres establecimientos a la espera de completar la documentación.
En total, se han presentado 27 solicitudes por parte de hosteleros del municipio, algunas de ellas ubicadas en pedanías como Algezares. Hasta el momento, siete han sido aprobadas tras cumplir con los requisitos exigidos, un proceso en el que ha sido clave la colaboración con la patronal HoyTú, así como el consenso con vecinos y juntas municipales.
Las nuevas terrazas deben cumplir con criterios estrictos: accesibilidad garantizada, paso peatonal mínimo de 180 centímetros y al menos 3,5 metros de acera, además de una memoria valorada que asegure su integración urbana. La normativa murciana también prohíbe expresamente el uso de plazas de aparcamiento para terrazas, por lo que en los casos regularizados se ha optado por obras de adecuación en tramos donde no se compromete ni el tráfico ni el estacionamiento, tal y como exige el informe técnico elaborado para este fin.
Para López-Briones, el proyecto es un ejemplo de cómo un recurso excepcional puede transformarse en una mejora estructural para los barrios: “Siempre desde el consenso, el cumplimiento normativo y el respeto a la convivencia”.
Las nuevas terrazas estarán plenamente operativas a partir de septiembre, abriendo así una nueva etapa para estos negocios que supieron adaptarse en tiempos difíciles y que ahora apuestan por integrarse de forma permanente y ordenada en el tejido urbano de la ciudad.