Ana García Salvago: Lecturas

Para mí el verano es tiempo de lectura. Es la época en la que suelo devorar libros porque para mí no hay mayor placer que bajar a la playa, a la piscina o descansar al fresco en el campo leyendo. El rato de la lectura es mi momento favorito del día. No concibo la vida sin libros. Tengo encima de la mesita del salón, varios en mi mesilla de noche, amontonados por las estanterías, en el trastero y un ereader itinerante que transporto a todas partes, por si hay un hueco muerto en el que pueda leer. Antes de dormir siempre leo. 

Cada vez hay menos gente en la playa que lea y la edad de los que lo hacen es cada vez más elevada. Cada vez se ve menos gente leyendo en el autobús, y los clubes de lectura, espacios muchas veces gratuitos donde se lee un libro al mes y se pone en común, están llenos de gente de mediana edad, la mayoría mujeres. ¿No interesa la lectura a los jóvenes? No me sirve la excusa del tiempo, porque para pasar una hora muerta tragando contenidos de redes sociales sí hay tiempo. 

Cada vez se lee menos y es una auténtica lástima porque estamos perdiendo la imaginación, que es una de las más poderosas armas. No sé si os ha pasado que habéis leído un libro que os ha gustado, han rodado la película y os ha parecido vacía, sosa, sin sentido… Y es que la imaginación llena todo de detalles, da color y sentido, y salvo que la adaptación sea muy buena y muy fiel, siempre decepciona. 

Recientemente ha saltado una polémica sobre la lectura protagonizada por la ‘influencer’ María Pombo. La joven contestó a un seguidor que le dijo que en sus estanterías no había libros, que “hay que empezar a superar que hay gente a la que no le gusta leer. Y encima no sois mejores porque os guste leer”. Por supuesto que leer no te hace mejor persona, pero te hace tener más cultura general, aprender, tener más conocimiento, más riqueza de vocabulario y sobre todo tener menos faltas de ortografía, y os recuerdo que hay opositores que han suspendido exámenes por las faltas de ortografía. Leer siempre, siempre, siempre enriquece. También es cierto que puede no gustarte leer, pero a muchas personas tampoco les gusta el gimnasio y van todos los días. Como muchas cosas en la vida, leer es cuestión de hábito y de encontrar aquello que te entusiasme. 

Cuando encuentro un buen libro estoy deseando leer, le quito horas al sueño e intento avanzar lo más rápido posible para sumergirme en la historia, pero al mismo tiempo tengo un sentimiento anticipado de desolación por la llegada del final, porque sé que voy a tardar tiempo en encontrar otro bueno que me atrape. 

Antes de despedirme os hago dos recomendaciones. Leed a Manuel Jabois, y no os perdáis ‘La mala costumbre’, de Alana S. Portero.

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