Por María Jesús Poyato
¿Eres consciente del poder que tiene estar presente?
La psicóloga social de la Universidad de Harvard Amy Cuddy, resalta su importancia en el libro que da título a este artículo, en el que me gustaría abordar esa presencia desde dos perspectivas: la de la escucha y la presencia corporal.
En el mundo corporativo, en el que cada vez más se suceden multitud de eventos y en donde debemos cumplir con numerosas tareas a lo largo del día, no pensar en lo que hemos hecho (pasado) o tenemos que hacer (futuro) supone todo un reto, puesto que no nos permite estar en la mayoría de las ocasiones en el momento presente.
Eso afecta a nuestras interacciones con los demás, ya que determina nuestra predisposición para escuchar activamente, sin juicio, y para interpretar lo que la otra persona comunica no sólo con su lenguaje verbal, sino también con su lenguaje no verbal. Y es esa presencia tanto a nivel mental como corporal lo que permite establecer una conexión auténtica entre quien habla y quien escucha.
Es ahora cuando me gustaría explicarte, basado en los estudios de la autora, cómo demuestra que nuestras posturas, incluso las más sutiles, no solo reflejan nuestro estado interno, sino que también lo moldean. ¿La clave? Las posturas de poder.
Cuando adoptamos poses expansivas, abiertas (como la «Mujer Maravilla» o la de victoria con los brazos en alto), nuestro cuerpo envía determinadas señales al cerebro. Estas posturas, asociadas biológicamente con el poder y la confianza, pueden provocar cambios bioquímicos: un aumento en la testosterona (hormona asociada con la confianza y el liderazgo) y una disminución en el cortisol (la hormona del estrés).
Lo fascinante es que este efecto ocurre incluso si no nos sentimos confiados al principio, por lo que nos alienta a ”fingirlo hasta conseguirlo”. Con ello, no estás engañando a nadie, sino que estás activando una retroalimentación biológica que te ayuda a sentirte más seguro y, por ende, a comportarte con mayor confianza.
Cultivar la presencia puede ser tu mayor factor diferenciador:
- En una presentación: Ocupa tu espacio, haz contacto visual firme, y utiliza gestos abiertos. Deja que tu pasión por el tema se refleje en tu lenguaje corporal.
- Antes de una reunión clave o entrevista: Dedica al menos 2 minutos a una pose poderosa en privado. Te ayudará a entrar con mayor tranquilidad y seguridad.
- En negociaciones o conversaciones difíciles: Mantén una postura estable y simétrica. Esto puede ayudarte a mantener la calma y a proyectar autoridad sin agresividad.
Si lo implementas, comprobarás que eres capaz de influir en tu cerebro y cuerpo para optimizar tu desempeño y tu sensación de confianza y seguridad. Al final, no solo se trata de cómo te ven los demás, sino cómo te sientes tú mismo/a, lo que te permitirá además mostrarte genuino/a y brillar con luz propia en cualquier escenario dejando una huella significativa en tu audiencia.
Parafraseando a la autora, “El Poder de la Presencia” es cuando todos tus sentidos coinciden en una cosa al mismo tiempo.
¿Quieres sentir ese poder? Te animo a que lo pongas en práctica y observes sus resultados.
¡Feliz verano!