El poder del consumidor: ¿cómplice o motor del cambio?

Por María Meseguer

Cada día tomamos decisiones que parecen insignificantes, pero que tienen un impacto global. Escoger una camiseta, hacer la compra semanal, elegir un servicio financiero. ¿Nos hemos detenido a pensar qué hay detrás de esos productos y servicios?

En un mundo donde empresas como SHEIN crecen a costa de la explotación laboral y la destrucción del medio ambiente, como consumidores tenemos más poder del que imaginamos. La pregunta es: ¿qué queremos ser, cómplices de este modelo o agentes del cambio?

Las empresas con una verdadera estrategia de sostenibilidad están marcando el camino. Lo vimos en el pasado foro, Avanzando hacia la sostenibilidad, organizado por CaixaBank y Élite Murcia, en el que referentes empresariales de nuestra Región expusieron casos de éxito y estrategias clave.

Hero, por ejemplo, compañía que nace hace más de 100 años con la sostenibilidad como eje estratégico y de crecimiento, ha apostado, entre otras muchas acciones, por la producción responsable, reduciendo el desperdicio alimentario y fomentando el uso de ingredientes naturales.

Grupo Caliche, otro referente empresarial en Murcia, ha integrado la sostenibilidad en su estrategia logística, optimizando rutas y reduciendo emisiones.

O Santa Cruz Arquitectos, estudio de arquitectura archipremiado por su buen hacer y compromiso, impulsa proyectos urbanos que combinan innovación y respeto por el entorno, diseñando espacios más eficientes y sostenibles.

No son solo buenas prácticas, son ejemplos de que es posible prosperar, crecer y mantenerse en el mercado sin comprometer el futuro, adoptando modelos de gestión socialmente responsables.

Pero su éxito depende de nosotros, los consumidores. Si premiamos la responsabilidad y exigimos transparencia, el mercado tendrá que evolucionar. Si seguimos dejándonos llevar por el precio más bajo, el consumo desaforado o la moda efímera, estaremos hipotecando el futuro. Porque cada compra que realizamos es un voto. ¿Qué modelo queremos apoyar?

En este espacio de reflexión y transferencia de buenas prácticas, Longinos Marín, vicerrector de la Universidad de Murcia y director de su Cátedra de RSC, destacó un aspecto esencial: la comunicación de la RSC. No basta con implementar buenas prácticas; es imprescindible que las empresas sean claras, transparentes y coherentes con sus compromisos.
Una empresa que no comunica su impacto positivo, o lo hace de manera inadecuada, es una empresa que deja escapar la oportunidad de inspirar y movilizar a la sociedad.

Entonces, ¿qué podemos hacer los consumidores para ejercer nuestro poder como motores de cambio? Es sencillo y está al alcance de cualquiera de nosotros.

Primero, investigar antes de comprar y hacernos las preguntas clave:

  • ¿La marca que elegimos respeta el medio ambiente, los derechos laborales, genera impacto positivo en su entorno?

Segundo, exigir transparencia:

  • ¿Las empresas a las que compro comunican de manera clara, coherente y honesta sus compromisos en sostenibilidad, o no?

Tercero, apoyar negocios responsables:

  • ¿Estamos premiando a las compañías que realmente trabajan por generar un impacto positivo?

El mundo cambia con acciones, no con intenciones. La sostenibilidad no es un reto empresarial, es un compromiso colectivo. Y cada decisión que tomamos, cada producto que compramos, es un paso hacia adelante o un retroceso en lo logrado. La elección es nuestra.

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